En ocasiones el fútbol puede ser cruel. Muy cruel. Cruel al nivel de lograr dejar tu meta a cero durante 120 minutos en toda una final de Champions, y tener que ser tú quien falle el penalti definitivo.
Algo así ha sido la actuación de Katarzyna Kiedrzynek, la portera del PSG. La arquera polaca aguantó las embestidas de las 'leonas' una y otra vez, y detuvo todos y cada uno de los 9 disparos que realizaron a puerta.
Hubo alternativas para ambos equipos, pero el Olympique de Lyon fue netamente superior, aunque el PSG estuvo firme y no concedió gol alguno en el tiempo reglamentario y más allá.
Parecía que la final se torcería para el Lyon, sin embargo, al poco de comenzar el partido. Alex Morgan, la gran estrella estadounidense, se lesionaba en el minuto 22, y era reemplazada por Elodie Thomis.
Con un cambio menos, el Lyon no aflojó, y complicó la vida a un PSG que se veía desbordado en ocasiones, por fases. Pero pese a todos los intentos, el marcador no se movió. Se jugó la media hora de prórroga, y ni por esas.
La final se decidiría por penaltis. Empezó lanzando el PSG y llegó a liderar la tabla por dos a uno, pero Geyoro falló el tercer lanzamiento, deteniéndolo Bouhaddi, y Renard igualó la tanda.
Lanzados los cinco, llegamos a la muerte súbita. Vero Boquete no falló, tampoco nadie del Lyon. Y así, hasta el octavo lanzamiento.
Como si hubiera estado planeado, fueron las dos porteras las que lo patearon. Kiedrzynek lo mandó a las nubes y le tocó ponerse bajo palos. La heroicidad hubiera sido detener el disparo de su rival sabiendo que su error había puesto al PSG al borde del precipicio.
Demasiada presión. Bouhaddi no falló e hizo al Lyon tricampeón de la Champions League Femenina.