El fútbol ha vuelto a España en pleno estado de nervios. Basta ver el comportamiento de algunas de las estrellas en estos primeros partidos del curso. Si Cristiano acaparaba portadas hace unos días por su empujón a De Burgos Bengoetxea, en el primer sábado de Liga se han vivido dos expulsiones por insultos a los colegiados.
Primero fue la de Griezmann, que llamó "cag**" al colegiado tras mostrarle la amarilla por simular un penalti. El francés acabó en la caseta antes de tiempo y el árbitro reflejó en el acta las lindezas que le dedicó, lo que podría ampliar la sanción que le sea impuesta.
Un par de horas después, Banega sufría el mismo destino tras dedicarle otras palabras al árbitro del Sevilla-Espanyol: "La co*** de tu madre". El colegiado no dudó y mandó al argentino a vestuarios a seis minutos del final.
Dos rojas, ambas por faltas de respeto, que se unen al empujón de Cristiano y que abren el debate del comportamiento de los jugadores sobre el terreno de juego en el trato hacia los árbitros.
Comportamientos inexcusables para futbolistas del nivel de Cristiano, Griezmann o Banega, ídolos de muchos niños que sueñan con imitar a las grandes estrellas de una Liga que ha arrancado manchada por los reprobables comportamientos de tres de sus reclamos mundiales.