Si no se viera que pone 17-18 en las promos de LaLiga, podría pensarse que este Real Madrid sigue anclado en la temporada anterior. Ganó con el mismo riesgo, la misma tranquilidad y la misma suficiencia que le llevaron a conquistar un histórico doblete hace unos meses.
Riazor sólo fue un escenario en el que poner en práctica que la vida sigue igual. Y si sigue igual es que todo va bien, al menos en clave madridista. Keylor salvó los muebles cuando le tocó, acabó desesperando a Andone, que pareció haber pasado por la casa del terror al final de los noventa minutos. Tres mano a mano y un penalti después, lo mejor que pudo pasarle fue que terminara el encuentro.
El costarricense vuelve a estar iluminado. Él encendió los focos y tras el susto, el equipo empezó a jugar. La telaraña de Mel se rompió por el lado más débil, la portería. Un error pintoresco de Rubén, que el año pasado era simple relleno en la plantilla deportivista, sirvió en bandeja el gol a Bale.
Fíjense si la vida sigue igual, que el galés estrenó el curso goleador del Madrid por tercer año consecutivo. Casualidad o no, estuvo ahí para empujarla. Y eso fue de lo poquito rescatable de su partido, además de la asistencia a Kroos en el 0-3.
Antes, Casemiro volvió a reivindicarse como centrocampista con llegada. Lo del brasileño es uno de los mayores aciertos del Madrid en años. No sólo equilibra, hasta se atreve a aparecer por los rincones del 'nueve'. Fue allí donde aprovechó una asistencia perfecta de Marcelo.
Kroos aprovechó los riesgos que asumió el equipo de Mel en la segunda parte para culminar la faena con su enésimo tanto llegando desde atrás. Gol iniciado por Isco, de lo mejorcito del equipo de Zidane.
De fondo, el Deportivo mantenía el tipo en base a la incansable fortaleza de Andone, que se pegó con todos y acabó sacando de quicio a Ramos, que esquivó la primera bala de la expulsión, pero acabó igualmente camino de vestuarios en el descuento. La primera charlotada del año para el debe del capitán, que no estará de corto para recibir el título de Liga en el Bernabéu.
Quizá mereció su golito el Deportivo, pero su cero en el marcador no hace más que incrementar la necesidad de traer a Lucas Pérez. Andone necesita un compañero, porque si tuviera más gol no estaría partiéndose los cuernos en Riazor y a Mel ya se le ha secado la garganta de decirlo.
También sigue igual la vida por las orillas gallegas. Mejoró la imagen, pero si el Madrid está de dulce, hay poca historia que contar. Rubén acabó salvando una goleada mayor, porque Asensio y Marcelo querían su parte del botín. Pero el 0-3 era suficiente para marcharse a casa en el mismo lugar en el que acabaron la pasada Liga, con todos los rivales virtualmente por debajo.