El historial de lesiones de Reus da para hacer varios tomos. Y ante el Eintracht, en la final de la DFB Pokal, ha escrito un nuevo capítulo.
Mediada la primera parte, Marco Reus se salió del campo, se sentó en la banda y fue atendido por los médicos del Borussia.
Tuchel no quiso hacer un cambio tan pronto, y Reus volvió al terreno de juego a disputar los últimos 10 minutos. Aguantó, pero se retiró cojeando y no volvió tras el descanso.
No saltó de nuevo al campo. Ni siquiera volvió al banquillo. Reus se quedó en el vestuario, y no fue hasta casi el final cuando se le vio de nuevo.
Su cara lo decía todo. Preocupado y, lo más importante, con la rodilla derecha inmovilizada con un aparatoso vendaje. Malas noticias para el internacional alemán.
Sin embargo, hay motivos para la esperanza. Y es que si fuera algo grave, no hubiera vuelto al banquillo, ni para celebrar una posible victoria. Ha sido sustituido y vendado por precaución, para no tener que lamentar males mayores.