La 'bicicleta', el regate que nació en las calles de Sao Paulo

En un encuentro con la Agencia EFE, Leivinha confiesa que ese regate es suyo. Que él tiene los derechos de autor en la era moderna. Que no lo copió a nadie. Indemostrable saber si alguien lo hizo antes mejor o peor, pero sí es cierto que el suyo era una acción ejecutada con elegancia y sobre todo que 'limpiaba' rivales para llegar al gol.

La primera vez que España tuvo noción de ese espectáculo fue el día del debut de Leivinha con el Atlético de Madrid. Septiembre de 1975. Enfrente, la UD Salamanca con Jorge D'Alessandro en la portería. Leivinha firmó tres goles. Y nos enseñó ya aquella tarde la filigrana. D'Alesandro admira a Leivinha.

Afirma que a él se le ocurrió la bicicleta jugando de adolescente al fútbol sala, en Sao Paulo. A los 15 años, Leiva ya era profesional. Y ganaba dinero con el fútbol. Como él dice, no le dio tiempo a ejercer otra profesión en la vida.

Cuenta Leivinha que la bicicleta es el regate de su vida. Siempre salía hacia la izquierda y quedaba franco el espacio y en ventaja para disparar a portería. Hacia la derecha en cambio la salida no lo tenía perfeccionada.

En España, luego muchos paisanos suyos han presumido de esta jugada. Denilson, Robinho o el mismo Ronaldo Nazario. Muy grande también. Pero ninguno con la jerarquía ni el factor grandioso que mostraba Leivinha. El era el biotipo perfecto.

Muchos futbolistas abusan de esta suerte, la emplean sin sentido, para nada. Se van al córner con el regate o lo ejecutan en tierra de nadie. Leivinha la usaba para ir directo al gol. Es la gran diferencia con el resto.

Leivinha es otro invento del fútbol sala. Un deporte al que algún día habrá que rendirle la pleitesía y el homenaje que merece. Ahí empezó todo. Todo lo que es espectáculo y se lleva luego al fútbol grande. Por ahí pasó Ronaldinho y ahí bebió Marcelo, que en el Real Madrid deleita día sí y día también con gestos del parqué. Se le puede ver este verano en su campus junto a su cuñado Caio. Un espectáculo.