La Liga de los milagros no podía despedirse sin que se decidiera algo en el descuento. Balaídos fue cielo e infierno para una Real Sociedad que se topó con el mejor Celta de los últimos meses en Liga. El equipo quería despedir a Berizzo de la mejor forma posible, de igual manera que un estadio de Balaídos entregado al técnico argentino.
Empezó con ganas la Real, pero se fue topando primero con Sergio, que realizó varias intervenciones de mérito a William José, que se fue desesperando con el paso de los minutos. Además, la defensa local llegó a sacar dos balones en la misma línea de gol antes del descanso.
Ya en la segunda parte, un penalti fabricado por Aspas le permitió adelantar al Celta y dedicarle un último tanto a Berizzo. El gol dejó fuera de combate a la Real, que tardó un mundo en reaccionar. La salida de Juanmi cambió el partido por completo. Un movimiento genial del malagueño dejó solo a Oyarzabal y el canterano no perdonó.
La derrota del Athletic hacía bueno el empate y la Real se relajó. El Celta también daba por bueno el empate, pero Hjulsager se inventó un golazo desde la frontal que dejó helados a los aficionados donostiarras que se habían desplazado hasta Balaídos para celebrar el regreso a Europa.
Aún restaban cuatro minutos de descuento y al borde del último, un testarazo de Juanmi a la salida de un córner desató la locura. La sonrisa de Berizzo ante la desgracia en el último instante, ese momento que ya le robó una final europea en Old Trafford, definía bastante el sentimiento local.
Todo, ante una Real desatada. No hubo tiempo para más. El pitido final derivó en una fiesta donostiarra ante el confirmado regreso del equipo de Eusebio a una competición europea bastantes temporadas después.