Es habitual presenciar auténticos duelos a vida o muerte durante la recta final de la competición. La gloria y el infierno se suelen ganar en estos meses y eso se refleja sobre el césped. Precisamente por ello, el choque entre vitorianos y 'armeros' fue lo que fue. Las metas ya se lograron, otras se olvidaron y parece que ambos piensan más en otra cosa que en LaLiga.
El Alavés tiene una cita histórica ante el Barça en la Copa del Rey y parece que no piensa en otra cosa. Los locales sólo se centraron en la portería rival en los últimos minutos y desperdiciaron una superioridad numérica que duró casi una hora.
Riesgo, que salvó la ocasión más clara del choque ante Camarasa, fue expulsado por tocar el balón con la mano fuera del área tras un flaco favor de Lejeune. Adrián fue el sacrificado en lo que parecía una pista libre para el Alavés. Pero nada fue lo que pareció.
Gotas de Alavés y sólo aroma de Eibar
Los locales no perdieron los papeles por estar con uno más. Pellegrino quería tomarse con calma la ventaja, pero la tranquilidad se tornó en una pasividad que sólo rompió Ibai con un lanzamiento de falta directa al larguero.
Contadas llegadas con relativo peligro fue el bagaje de un equipo vitoriano que se encontró a un Eibar ordenado. Los de Ipurua suelen rendir bien lejos de su estadio, aunque en Mendizorroza sólo se percibió una ligera esencia de ese equipo 'matador' a la contra.
La reanudación no cambió la escena de una obra que comenzaba a provocar los bostezos del público.
Pacheco manchó por primera y única vez sus guantes para repeler un lanzamiento lejano de Dani García en el segundo tiempo y se limitó a presenciar el partido sobre el verde.
Mientras tanto, el Alavés lograba acercarse a Yoel con más cantidad que calidad en sus llegadas. Centros y envíos directos fue el pobre recurso ofensivo de los locales hasta la recta final.
Romero, el revulsivo que pudo cambiar el resultado
La entrada de Romero le dio otro aire al Alavés. Los visitantes se conformaban con el punto, a la espera de algún balón suelto que convirtiese en oro un aislado Sergi Enrich, aunque terminaron sufriendo en un par de ocasiones.
El paraguayo lideró un tímido arreón alavesista que no obtuvo un premio que hubiera sido poco merecido. Yoel y Lejeune, que salvó la última del partido cuando Deyverson ya celebraba el tanto, confirmaron un 0-0 construido a base de racanería y conformismo.
Europa prácticamente desaparece de los planes del Eibar, mientras que el Alavés continuará en la zona tranquila de la tabla.