El primer tiempo ya fue un serio aviso de lo que finalmente sería el resultado del choque. O mejor dicho, la primera parte del mismo. Y es que hasta el minuto 25, sólo hubo un equipo sobre el césped.
Los de Guardiola acosaron a Keylor Navas, el mejor de los blancos hasta el descanso. El 'tico', con buenas paradas (la mejor ante Agüero a bocajarro) mantuvo un injusto 0-0 a tenor de los méritos de ambos conjuntos.
Los de Zidane despertaron y comenzaron a probar a un Ederson que también hizo a la perfección su trabajo para frenar a Bale, Benzema o Isco, que se quedaron sin el premio del gol.
Solo la gran actuación de sendos guardametas hicieron posible que el resultado inicial reinase en el marcador en el tiempo de descanso.
Reanudación... y humillación
La buena dinámica blanca se quedó en la caseta. El City sólo necesitó 14 minutos para ponerse con dos goles de ventaja en el luminoso gracias a los tantos de Otamendi, que recogió un rechace del meta blanco, y Sterling, que batió a un Casilla desprotegido por su zaga.
Por si fuese poco, sólo ocho minutos más tarde, Stones ponía el 3-0 tras definir por bajo y hacer imposible cualquier reacción del portero, que sustituyó a Keylor en el descanso con escasa fortuna.
El Madrid, herido en su orgullo, intentó responder. Adelantaron las líneas los blancos, pero dos fallos clamorosos en boca de gol de Mayoral y Vallejo dejaron sin esperanzas a los de Zidane.
Dos golazos servirían para cerrar el marcador y el choque. El primero, el de Brahim. El malagueño, ojito derecho de Guardiola, mandó a la escuadra un gran zurdazo desde la frontal. Es la carta de presentación al mundo de uno de los mayores talentos de las canteras europeas.
El juvenil Óscar, dirigido este curso por Guti, puso el gol del honor con una obra de arte que también acabó limpiando las telarañas de la meta 'citizen'.
Así, Guardiola se divirtió a costa de un Zidane que tiene mucho trabajo por delante...