Getafe y Eibar han decidido cortar el chorro. El Getafe no logró pasar del empate tras vencer al Valencia y el Eibar echó el freno a tres victorias consecutivas. No hubo mucho fútbol sobre la hierba en un partido que dejó más anécdotas que ocasiones.
Todo comenzó con la presencia de Gaku Shibasaki e Inui, el primer duelo japonés de LaLiga que al final no llegó a producirse porque ambos no coincidieron sobre el campo. Damián Suárez dio el primer susto del partido tras llevarse la peor parte en un fuerte choque. Cala pedía el campo mientras explicaba el chichón de su compañaero, que fue vendado y logró regresar.
Fueron noventa minutos de continuos dolores de cabeza. Ivi creó la primera ocasión de peligro al estrellar un balón en el larguero, que más que un disparo fue un centro con demasiado veneno. Al final de la primera parte se llegó con algún que otro bostezo.
En el segundo compás si hubo más baile. Sergi Enrich fue derribado por Djené y el colegiado señaló la pena máxima. El encargado fue Jordán, que tenía el punto de mira desviado y mandó el balón a las nubes.
Entre grandes paradas estuvieron los tres puntos. Primero Dmitrovic sacó bien de puños para evitar el cabezazo de Ángel y Guaita tiró de reflejos para despejar un potentísimo disparo de Enrich... y el marcador no quería moverse.
Bergara se fue lesionado y el árbitro se comió una simulación de Fajr, que se tiró a la piscina y encontró agua. En el último suspiro la tuvo Lacen con un disparo ajustado al que pudo llegar Dmitrovic para hacer la parada decisiva del encuentro. Empate con poco sabor a fútbol.