Victoria de oro del Sevilla en tierra hostil. Porque aunque visitaba al Istanbul Basaksehir, que no es ni mucho menos el Besiktas, el Fenerbahçe o el Galatasaray, también monta su propio infierno en su estadio cada partido.
Un infierno que ha sido pasado por agua en el día de hoy, porque lo que ha marcado el encuentro ha sido el diluvio que ha caído sobre la metrópolis turca. Un diluvio que ha llevado al límite al terreno de juego.
El encuentro comenzó con alternativas para ambos, pero la más clara fue para el cuadro local. El club del barrio de Basaksehir tuvo la primera ocasión del partido.
Una cabalgada de Elia, un tormento hasta que se empapó el césped, que el propio extremo holandés culminó con un duro disparo al primer palo que repelió Sergio Rico, protagonista del partido con varias buenas paradas y un fallo en el gol rival.
Pero el Sevilla encajó el susto y se repuso a la perfección. De hecho, sólo necesitó un cuarto de hora para inaugurar el marcador. Si Elia era un puñal por la banda izquierda del Istanbul, Escudero lo fue en estos primeros compases por la del Sevilla.
Recibió un balón en la frontal, le pegó duro, se la cruzó a Babacan y abrió el marcador. Un golazo que llenó de euforia a los pocos aficionados del Sevilla que se desplazaron a Estambul.
El Sevilla anuló por fases al Istanbul. El juego de toque hizo inútil la verticalidad del club turco. Pero la lluvia se alió con el cuadro local.
El Istanbul, algo más rodado que los españoles, aguantó mejor el plomizo césped que se quedó tras una hora de diluvio continuo. Al Sevilla se le notaba que le pesaban las piernas.
Empezaban a fallarse pases sencillos, y los de Berizzo comenzaron a recurrir a los pelotazos a Nolito, entrado en la segunda parte y más fresco que cualquier otro.
En uno de esos fallos llegó el gol del Istanbul. Pase para Elia, se marcha en velocidad el holandés y disparo raso que bate por debajo de las piernas a un Sergio Rico que parecía pararlo todo esta noche.
Parecía que este partido se lo llevaría el Istanbul. El Sevilla estaba aguantando el empate como buenamente podía, pero el gol parecía cuestión de tiempo que iba a llegar.
Sin embargo, entró Jesús Navas. Con el 16 de Antonio Puerta a la espalda. Quién sabe si este hecho influyó, pero el primer balón que tocó el 'hijo pródigo' acabó en gol.
Se la pasó a Ben Yedder al corazón del área y éste la pegó de espuela para batir a Babacan, quien no se podía creer lo que acababa de suceder.
El Istanbul bajó los brazos, y el Sevilla se replegó del todo: Berizzo sentó a Ben Yedder y metió más músculo en el centro del campo con Krohn-Dehli. Algo que casi le pasa factura.
Porque en el último suspiro Napoleoni, entrado en la segunda parte, tuvo el gol del empate, pero unos dedos salvadores del portero del Sevilla evitaron el tanto. Una parada redentora que vale una victoria muy importante.
La semana que viene el Pizjuán dictará sentencia, pero lo cierto es que el Sevilla tiene la disputa de la fase de grupos de la Champions más cerca.