No hay 90 minutos iguales sobre un césped y el PSG, tras tres partidos bastante plácidos, encaró su primera prueba de fuego. Neymar, 10 más, un Parque de Los Príncipes hasta la bandera y, en frente, uno de los equipos más sólidos de la Ligue 1.
Poco acertó Emery con su planteamiento ante un equipo tan férreo atrás. El cuadro parisino salió con prisas a por el gol, olvidándose la paciencia en el vestuario. La verticalidad excesiva en ataque no servía para romper las líneas visitantes, pero Neymar tenía la llave para abrir la defensa.
El brasileño se sacó un excepcional pase al hueco para Cavani, quien se plantó en el área del Saint-Ettiène y acabó siendo derribado. El 'charrúa' generó un penalti que él mismo materializó con un golpeo seco y potente hacia la izquierda de Ruffier.
Pero la alegría del gol le duró poco a Emery. El técnico español vio cómo se relajaba su equipo tras el gol. Areola tuvo que disfrazarse de héroe para sacarle dos mano a mano a Bamba. Y el PSG tuvo que dar las gracias por llegar al descanso con ventaja en el marcador.
El gol llegó sin buscarlo
Demasiado castigo para un equipo que dejó tanto en el campo. Esa fue la sensación al ver que, poco después del descanso, Thiago Motta empujaba un balón hacia las redes cedido magistralmente por Marquinhos tras una falta botada por Ney.
Puso menos sobre el campo el PSG, pero, aún así, tuvo más. La calidad se impuso al esfuerzo y al gran planteamiento de un Saint-Etiènne que no merecía un destino tan cruel, y mucho menos merecía el tercer gol en contra.
Cavani mató al equipo de Óscar García aprovechando un pase de la muerte de Meunier, quien quedó habilitado en el lateral del área tras una nueva invención de Neymar. El PSG acabó goleando -y también falló ocasiones infallables-, pero lo hizo sin buscar con demasiada intención el arco rival. Emery tiene pólvora para rato.