En la capital de la Costa Azul están de celebración. Nadie esperaba un inicio de temporada tan brillante, con siete victorias, dos empates y ninguna derrota. El Niza es, a día de hoy, el único equipo invicto de Francia.
Dieciseis goles a favor y solo cinco en contra son las cifras que permiten a los de Lucien Favre soñar con grandes cosas este año.
Todo equipo de renombre que ha pasado por el Allianz Riviera ha mordido el polvo. El Mónaco lo hizo con estrépito, el Olympique de Lyon lo acaba de hacer. En un mes toca visita a París. Un triunfo allí convertirá el sueño de ganar la Ligue 1 en toda una oportunidad de oro.
Pero vayamos a lo sucedido a orillas del Mediterráneo antes de elucubrar nada. El Niza ha ganado al Olympique de Lyon por dos goles a cero, y ha demostrado a otro gran equipo por qué está arriba en la tabla.
Inauguró el marcador muy pronto el club rojinegro. Baysse, a los cinco minutos de partido, estrenaba el electrónico. Se puso de cara muy pronto el encuentro, y más fácil se lo puso Fekir.
El futbolista del Olympique de Lyon se ganó una roja directa antes de la media hora de partido y dejó a los suyos con un hombre menos y por detrás en el marcador.
El Niza entonces jugó como quiso, y dejó sin ideas a un Lyon que parecía conformarse con no salir goleado. Haber recibido sólo cuatro disparos en los 90 minutos dice mucho de lo bien que lo hizo el Niza, aunque el rival estuviera en inferioridad.
La sentencia la puso Seri en el '76, pero todavía faltaba el recital de Balotelli. Gaspar cometió un penalti en el '80, pena máxima que falló el díscolo futbolista italiano. Cinco minutos más tarde vio una amarilla y dos más tarde Favre le cambió. Mario es así.