El Mirandés dice adiós a Segunda tras cinco años en la categoría de plata

Con este descenso, el conjunto rojillo pone fin a la etapa deportiva más exitosa de sus noventa años de historia, una época durante la que el Mirandés se ha ganado el respeto del mundo del fútbol.

Ya en la temporada 2011/2012, cuando aún militaba en Segunda División B, el nombre del Mirandés resonó con fuerza en todo el país al alcanzar las semifinales de la Copa del Rey tras dejar en la cuneta al Racing de Santander, el Villarreal y el Espanyol.

A pesar de caer derrotado en semifinales por el Athletic Club de Bilbao, el equipo de Miranda consiguió esa temporada su gran sueño, ascendiendo por primera vez en su historia a Segunda División.

La temporada siguiente, con Carlos Pouso todavía en el banquillo de Anduva, el equipo consiguió certificar su permanencia en la penúltima jornada, y el club salvó la categoría semanas después consolidando su transformación en sociedad anónima deportiva apenas unos minutos antes del cierre del plazo.

La temporada siguiente comenzó con Gonzalo Arconada en el banquillo, si bien, el consejo de administración del club decidió destituir al técnico por entender que la marcha del equipo no era la adecuada.

Su sustituto en aquel momento fue Carlos Terrazas, quien no pudo reconducir la situación del equipo, que acabaría descendiendo deportivamente en una última jornada agónica en Lugo.

Sin embargo, el descenso administrativo del Real Murcia permitió al Mirandés volver a jugar en Segunda División, una decisión que vino acompañada de la cesión a Terrazas de plenos poderes en el área deportiva del club, siendo nombrado director general deportivo.

Esa temporada acabó siendo la mejor del Mirandés en Segunda División, firmando un gran final de campaña y quedándose a las puertas de la disputa de la promoción de ascenso, un objetivo que tampoco fue capaz de cumplir la temporada pasada.

Muy distinto ha sido el devenir del equipo en esta ocasión, ya que a pesar de haber conseguido mantenerse invicto durante las primeras nueve jornadas del campeonato, los resultados comenzaron pronto a torcerse.

De hecho, la crisis deportiva derivó en la destitución de Terrazas en diciembre y la contratación de Claudio Barragán, que tan solo dirigió al equipo en cuatro jornadas antes de que Javier Álvarez de los Mozos, quien fuera segundo entrenador con Terrazas, cogiera las riendas del primer equipo.

Él, al igual que sus predecesores, fue incapaz de sacar al Mirandés de la situación en la que se había metido y el club optó por jugarse la última bala con Pablo Alfaro, que asumió la responsabilidad de intentar salvar al equipo, un objetivo que tampoco ha sido capaz de cumplir.

Eso sí, durante estas cinco temporadas, el Mirandés ha aprovechado su presencia en Segunda División para profesionalizar su estructura y levantar nuevas dotaciones para el club, como la nueva grada de General de Anduva o los campos de entrenamiento.

Ahora, el conjunto rojillo regresará a la categoría de bronce del fútbol español con el objetivo de regresar a Segunda División cuanto antes.