Zidane asegura que hay cosas que sólo ve él, pero parece que hay otras que no termina de ver. El Real Madrid pasó en un mismo partido por todas las fases de su temporada actual. Desmontó al Borussia Dortmund en unos primeros 15 minutos primorosos, se durmió plácidamente tras el paseo militar inicial y encajó dos goles en desatenciones que se han visto varias veces este año. Recuperó el espíritu con los cambios y encontró el camino de la victoria en otra buena media hora final. Lo de siempre, pero con final feliz.
Las apneas que sufre el equipo durante cada partido le tienen a ocho puntos del líder en Liga y en el bombo 2 de los octavos de final de la Champions. Hay 'cocos' en el horizonte para el campeón, que culminó una fase de grupos mediocre, pero suficiente para estar entre los 16 mejores de Europa. Le bastó con un Cristiano de récord para pasar. El portugués no faltó a su cita con el gol europeo y se convirtió en el primer futbolista que consigue marcar en todos los partidos de la fase de grupos del torneo.
El arranque del conjunto blanco fue apoteósico, recuperó la velocidad, la alegría en el juego y la pegada, sobre todo la pegada. Primero Mayoral, que pide las oportunidades de Morata a base de goles, y después Cristiano. Dos derechazos para mandar a la lona a un Borussia que temió por una goleada espantosa, pero no vio llegar la sangre al rio. El Madrid se sintió capaz de espantar los fantasmas de tres meses, pero prefirió sestear. Otra apnea inconsciente y empate del Borussia.
El partido fue un resumen de la temporada
Doblete de Aubameyang en dos suspiros, con el descanso mediante. De fondo, el goteo incesante de lesiones que se cubrió con el cupo de un Varane que deja al equipo en cuadro para la Liga y para el Mundial de Clubes. Tocó remover el esquema, pero el problema era más de actitud.
Isco anda agotado de tanto sostener al equipo y necesita un pequeño descanso. A Kovacic le faltan minutos y el banquillo no tiene los que necesita. Pero en cuanto entró oxígeno y se acabó la apnea, el Madrid prosiguió como si una continuación del minuto 15 se tratara. Asedio por bandas, desborde, dominio absoluto del balón y defensa firme ante las galopadas de Aubameyang y Pulisic, los únicos recursos efectivos de un equipo muy venido a menos como este Borussia.
Ceballos asumió los mandos y dirigió la orquesta en el tramo final. Se anuló un gol ajustado a Cristiano y Lucas Vázquez coronó la recuperación con un remate tan poco ortodoxo como efectivo. Llorando entró pegadito al palo y devolvió la alegría a una afición que volvió a dudar de su equipo en algunos tramos del encuentro.
Estuvo a punto de llegar el cuarto y en otra apnea momentánea casi firma Kagawa el empate. Locuras típicas del Bernabéu. Pero Ceballos se cansó del toma y daca y puso punto y final al partido con una exhibición de control. Pide minutos el ex del Betis, que no termina de ganarse la confianza de Zidane. El francés puede seguir viendo cosas que nadie ve, pero no puede esconder las apneas de un equipo que este mes se jugará su futuro en la Liga y el Mundial de Clubes. Más le vale abrir bien los ojos.