"Si una entrada es dura, es tarjeta roja. Tiene que controlarse y no castigar al equipo con estas acciones", reconoció Arsène Wenger tras la expulsión de Granit Xhaka ante el Burnley.
Pero no era una acción aislada. En concreto, era la segunda tarjeta roja que el suizo veía desde que llegó en este verano al Arsenal.
Centrocampista del que siempre se han destacado otras virtudes, se ha destapado en las últimas dos temporadas como un futbolista bastante duro.
A estas dos expulsiones con el Arsenal le une otras tres la pasada campaña en la Bundesliga con el 'Gladbach. Y cuatro más desde la 2014-15. Ninguno como él en Europa.
Sólo se le acercan en las últimas dos temporadas Kevin Malcuit (4 rojas en el Saint Etienne), Gabriel Cahuzac, (4 rojas con el Bastia) y Gabriel Paletta (4 rojas entre Atalanta y Milan), pero elevando hasta esa 2014-15 el registro, ninguno ha visto tantas rojas.
Aunque Wenger le defiende -"No es un jugador sucio, pero a veces es torpe", dijo-, lo cierto es que la estadística está ahí y no miente. Un contratiempo que quizás el Arsenal no observó a fondo cuando decidió lanzarse a contratar al centrocampista el pasado verano. Y, ya se sabe, las imprudencias se pagan.