Suecia dejó a Italia sin Mundial y la plantilla de Janne Anderson, como es normal, estalló de júbilo y lo celebraron a lo grande.
Prueba de ello es el momento en el que los jugadores tiraron el puesto de comentaristas de un medio de comunicación, incluyendo a los periodistas, en plena alegría.
Pero la fiesta no quedó ahí y siguió en el vestuario, que no quedó precisamente limpio. Sin embargo, hubo alguien que quiso arreglar aquel desaguisado: Janne Anderson.
Las cámaras captaron cómo el entrenador se agachaba y recogía la basura que habían generado sus jugadores en el vestuarion del Milán. Un gesto poco habitual en el fútbol de élite.