Dicen que si no puedes ganar un partido es mejor que no lo pierdas. Es una máxima que ha sabido explotar a la perfección el Rostov en los últimos años.
El modesto equipo ruso se coló en la Champions 2016-17 gracias al subcampeonato del año anterior y estuvo muy cerca de coronarse campeón en Rusia durante la sorprendente campaña 2015-16, en la que se quedó a un paso de emular la hazaña del Leicester en Inglaterra.
De vuelta a la realidad, la campaña 2016-17 fue difícil para el Rostov. Los del sur de Rusia no pudieron meterse de nuevo en Europa por poco y en liga les costó más que nunca sacar adelante sus encuentros.
Firmaron a lo largo de toda la temporada hasta nueve empates a cero en el campeonato doméstico, cinco de ellos seguidos. Entre el 12 de marzo y el 15 de abril, el Rostov estuvo sin marcar ni encajar ni un tanto en la Liga Rusa. Claro que antes habían agotado su producción goleadora con un 0-6 al Tom Tomsk.
Tras el bache, el Rostov sólo perdería dos partidos más y estaría desde el 30 de noviembre de 2016 al 6 de mayo de 2017 sin encajar goles. Un equipo que podrían tomar como ejemplo muchos otros y que demuestra que, en fútbol, por encima de todas las cosas, lo más importante es no perder.