La ilusión de San Siro saltó definitivamente por los aires en un nuevo ejercicio de irresponsabilidad milanista. Los de Montella pusieron en cuatro el contador de jornadas sin ganar, no pudiendo pasar del empate a cero ante el Genoa.
Una igualada a todas luces desilusionante que deja a Montella con un panorama desalentador por delante. Cierto es que fue ratificado en el cargo, pero días después el propio técnico italiano admitió que su puesto estaba "en riesgo".
Al Milan comenzaron a llevarle los demonios después de que Bonucci, uno de los fichajes más llamativos del verano, se borrara del partido con un codazo impropio de su impotencia. Quizá, la imagen que mejor define el estado del ánimo del Milan.
Montella tuvo que recomponer su esquema, quitando a Çalhanoglu para dar entrada a Romagnoli. Poco hubo que rascar en una primera parte en la que el Genoa se limitó a no regalar nada a un Milan que se topó consigo mismo.
Ya en el segundo acto, los locales tuvieron alguna ocasión para cambiar el sino del encuentro, pero ni Kalinic ni Suso encontraron el premio en sus intentos. La 'X' fue el signo definitivo y deja el puesto de Montella a expensas de una llamada sentenciadora.