Empezó mal el partido para los 'pericos'. Los de Quique acusaron el frío de Eibar, y desde muy temprano se les torcieron los planes.
En el minuto 4 se lesionó Sergio García, lo que obligó al Espanyol a realizar su primer cambio. Entró sin calentar Leo Baptistao, al que se vio cauto en exceso al haber salido de una lesión.
Por si fuera poco, cinco minutos más tarde se adelantaba el Eibar. Una falta al borde del área que botó Arbilla fue repelida por Pau tras una gran estirada, pero el balón pegó en el larguero y le quedó franco a un Kike que hizo el primer tanto a placer.
El gol dejó un poco noqueado al Espanyol, auque con el paso de los minutos se recolocó en el campo y el encuentro se convirtió en una sucesión de ataques que ninguno lograba culminar.
Tuvo el Espanyol el empate a la media hora de partido, pero Dmitrovic la tocó lo justo para mandarla al travesaño. La fortuna no sonrió a los visitantes, porque el rebote no les fue favorable, y la ocasión se perdió.
Poco después Ivi dejó visto para sentencia el partido, a pase de un Enrich que se aprovechó de un error injustificable de Darder. En circunstancias normales hubiera sido la sentencia, claro, pero el partido estaba tan loco, tan abierto, tan vivo, que podía pasar de todo.
Tras el descanso, la misma tónica. Y casi el mismo guión, porque de nuevo a los cuatro minutos de la reanudación, un jugador caía lesionado. En este caso fue Juncá el que se lesionó, y le sustituyó Valdés.
Aprovechó el Espanyol para mover su banquillo, y los cambios le alegraron la cara al equipo. Entraron Granero y Melendo, y el Espanyol comenzó a generar algo más de peligro.
Pasada la hora de partido presenciamos la jugada polémica del día. David López levantó mucho la pierna para cortar un balón al área y Enrich cayó al suelo. Undiano Mallenco no lo dudó y señaló la pena máxima, amonestando por el camino al central.
La repetición no dejó lugar a dudas. Sí, elevó la pierna hasta la cara del delantero rival, pero no estuvo ni cerca de tocarle. Si le pateó el brazo, pero Enrich no se quejaba de eso. Se quejaba de la cara, porque remató el balón con el ojo sin pretenderlo.
Lo que debería de haber sido un libre indirecto por juego peligroso se convirtió en un penalti que Joan Jordán marcó y no celebró por respeto a su ex equipo.
Con el 3-0 el Eibar se relajó visiblemente, pero ni así el Espanyol pudo batir a Dmitrovic. Tuvo que hacerlo Enrich, tras peinar a su propia escuadra una falta del Espanyol colgada a su área. Solo con un tanto en propia pudo recortar distancias el Espanyol.
Quedaban 10 minutos, y los 'pericos' se volcaron sobre el área del Eibar, pero el cuadro local contuvo sus envites y logró encadenar su tercer triunfo seguido.