Hace 17 años, el 7 de noviembre de 1999, el Málaga llegaba al Camp Nou como farolillo rojo. El recién ascendido conjunto que dirigía Joaquín Peiró no daba con la tecla en su regreso a Primero, y la continuidad del técnico estaba en entredicho. ¿Te suena Míchel?
Eso sí, aquel Málaga sabía lo que era ganar antes de llegar al feudo azulgrana. Arrancó bien el curso, pero poco a poco se fue viniendo abajo a pesar de su fútbol alegre y divertido. Y así llegaba al Camp Nou, con la necesidad de sumar y con las ganas de demostrar.
Y vaya sí lo hizo. En tan sólo 13 minutos los blanquiazules ya mandaban en el marcador por 0-2. El primer tanto lo hizo Agostinho tras una contra letal y un fuerte disparo con el que superó a Arnau. El segundo lo firmó Valcarce tras otra contra letal. Antes, el mítico Catanha pudo hacer alguno más.
Bogarde recortó distancias al borde del descanso, pero el marcador no se iba a mover más. El Málaga resistió el asedio de los de Louis Van Gaal, incapaces de superar a un colista que salió del descenso una jornada después para nunca más volverlo a pisar.
Un partido histórico para el malaguismo al que ahora se agarra. Repetir aquella hazaña para ver la luz al final del túnel y seguir creyendo en la permanencia. Y ejemplos para creer tienen los malaguistas unos cuantos contra el Barça en los últimos años.
El Málaga quiere vestirse de bestia negra para salir del fondo del pozo.