El Málaga no termina de levantar cabeza. Ha mejorado su imagen, pero dista todavía de ser el equipo con el que la afición sueña. Ha vuelto a quedar patente un partido más.
La gran final de este Carranza estuvo a la altura de lo esperado, sin embargo. Un partido muy vivo, con ocasiones para ambos equipos, y que poco a poco se fue tiñendo de naranja, el color que hoy defendía el Málaga.
Pero se estrelló una tras otra vez con Leandro Chichizola, el arquero argentino que ha fichado Las Palmas, y que promete ponerle difícil a su entrenador la decisión de elegir al titular.
Parecía que el partido se iría al intermedio con el empate a cero, pero en una jugada de peligo de Las Palmas todo cambió. Cifu estuvo muy atento para cortar un pase entre líneas, pero apareció Dani Castellano de la nada y el ex del Girona le trastabilló claramente, provocando un penalti indiscutible.
Lo pateó Boateng, muy fuerte, a media altura, hacia su izquierda. Y aunque Prieto se tiró bien y adivinó la trayectoria, era imparable. El esférico se coló en su meta pegado al palo.
El Málaga no acusó el golpe, y tras el descanso salió con ímpetu renovado en busca del gol. Gran parte de la segunda mitad fue un monólogo malaguista, pero sin poner en tantos apuros al meta 'pio pio'.
Sin embargo, el conjunto insular asestó la puntilla a su rival aprovechando un nuevo error. Esta vez fue de Míchel. El entrenador del Málaga introdujo dos cambios cuando el rival iba a sacar un córner y Las Palmas aprovechó la confusión y los errores de marcas para marcar el segundo, cabezazo inapelable de Bigas.
Si el Málaga estaba volcado al ataque, ahora lo estuvo el doble. Pero siguió sin encontrarse con el gol. En-Nesyri las tuvo de todos los colores, pero fue incapaz de marcar el tan ansiado gol.
El partido terminó con una de cal y una de arena. Los nervios se volvieron a apoderar de Recio, un futbolista tristemente famoso por lo corto de su mecha. Algo pasó con David Simón y ambos se encararon.
Intercambiaron empujones y fueron separados por sus compañeros. La decisión del árbitro fue salomónica, los dos a la calle. La cara amable la pusieron estos dos a continuación, al marcharse a los vestuarios abrazados y solucionando con palabras sus diferencias.
Al final, Las Palmas campeón sin jugar demasiado bien ni ayer ni hoy, y el Málaga se conforma con el pedazo de trofeo que se le entrega al segundo.