Hay Liga. ¡Vaya que si hay Liga! El Atlético-Barcelona nos dejó un nuevo choque electrizante y con muchas alternativas que reenganchó al Barcelona a la lucha por el título de Liga de la manera más agónica.
Como ya viene siendo la tónica habitual en los enfrentamientos entre ambos, el encuentro fue muy igualado. El choque, partido estrella de la jornada, invitaba a la locura, pero ambos equipos pecaron de cautos en el inicio. El Barcelona, con un remodelado esquema en el que Mathieu, Umtiti y Piqué se situaban como defensa de tres en los ataques y Sergi Roberto echaba una mano en las defensas, parecía que no se jugaba mucho y salió a la expectativa.
El Atlético pudo matarle, pues le dominó y le acorraló, pero no tuvo la puntería que sí tuvo hace unos días el PSG en el Parque de los Príncipes. Por eso, y por un buen Ter Stegen, se salvó el Barcelona de verse abajo en el primer acto.
El paso de los minutos mejoró la versión de un Barcelona que, como un enfermo en estado crítico, mejoró con el paso del tiempo. Desentonaba un Iniesta lejos de su mejor nivel, pero la 'msn' nunca falla. Así llegaron las primeras ocasiones azulgranas, todavía en la frontera entre el primer y segundo tiempo, y que llegó como un bálsamo para un Atlético cansado y como una tortura para un Barcelona que olía sangre.
Goles agónicos.
El segundo acto se movió en los mismos derroteros, con el Atlético apretando y el Barcelona mejorando una vez que el equipo rojiblanco empezó a cansarse. En una acción rocambolesca, con mil rechaces, Rafinha puso un 0-1 que era oro puro, pero que perdió importancia con el rápido empate de Godín.
Parecía que el uruguayo amargaba de nuevo una Liga a los azulgranas, pero Messi, quién si no, salió al rescate de los suyos para, en una jugada muy trabada, poner el 1-2. Quedaban prácticamente 5 minutos y el Atlético, en la reserva, no tuvo fuerzas para más.
Sin buen juego o porte, el Barcelona salvó una de las peores salidas que le quedan y presiona a un Real Madrid que tenía la Liga casi en el bolsillo hace 7 días y que ahora tendrá que sudar para salvar un título que parecía ganado de antemano.