La vida a veces plantea retos extremos. El día a día de todas las pesonas es complicado, pero, comparado con algo como lo que ha tenido que vivir Alan Ruschel, todo parece sobrellevable.
Él perdió a sus compañeros y amigos en el famoso accidente de Chapecoense de noviembre de 2016, pero tuvo la fortaleza suficiente para salir adelante y hoy se renfrentará a Leo Messi en el Gamper.
"Puse toda mi fuerza en Dios y en la familia para poder superar todos esos traumas. Tengo una familia que depende de mí, una esposa que depende de mí, por eso deposité toda mi fe en Dios para continuar", explica en 'Marca'.
Ruschel aclara que ya no tiene tratamiento psicológico y que ha sido la familia la que ha tomado el relevo a los doctores tras los primeros meses.
"Gracias a Dios que ya no sueño con lo que ha sucedido", insiste. "Estoy trabajando muy duro para ello porque mi vida necesita continuar", aclara, dando a entender que el esfuerzo físico hecho estos meses ha sido el máximo.
Aunque ya jugó en un amistoso 40 miutos, la prueba de fuego la tendrá ante el mejor del planeta, Leo Messi, en el Joan Gamper. Para él, el triunfo no es ninguna copa, sino volver a vivir: "Siempre creí que seguimos con vida por algo muy especial que sólo Dios sabe". Ilusiones.