Nacido en septiembre del 1984, Tandy llegó al filial 'skyblue' siendo sólo un adolescente. Poco se podía comparar a ese City de inicios de la década con el actual. Sin haber llegado el jeque Mansour Bin Zayed Al Nah a la presidencia, la familia 'citizen' celebraba ascensos a la Premier en vez de campeonatos, por lo que la cantera debía convertirse en la fuente primordial de energía del club.
Y allí despuntaba él. Jamie Tandy, un centrocampista que, cuando el City regresó a la Premier en 2003 tras descender en la 01-02, despuntaba con 21 años en la cantera. Centrocampista de corte creativo que, además, era inglés en un equipo plagado de extranjeros. Llegó a debutar con el primer equipo en la máxima categoría del fútbol inglés, pero su momento de gloria fue efímero... y su calvario posterior, interminable.
Y es que Tandy no sólo destacaba en el campo de fútbol, sino también en las discotecas y pubs de Manchester. Quizá por haber vivido una infancia complicada o, simplemente por aprovechar de manera incorrecta la fama y el dinero que comenzaba a tener, la joya se fue desgastando hasta convertirse en bisutería.
Todo lo que consiguió desde que empezara siendo un chaval en la cantera 'skyblue' lo echó por la borda en la cena de Navidad del club celebrada en 2004. Allí, ante una disputa con Joey Barton, uno de los pesos pesados del primer equipo, ambos se enzarzaron... y Tandy acabó llevándose la peor parte.
El centrocampista tuvo que abandonar la velada antes de tiempo después de que Barton le apagara un cigarro en el ojo, provocándole una más que aparatosa quemadura. A partir de ahí, y tal y como informó el propio Tandy en un juicio al que acudió años más tarde por presunto maltrato doméstico, su carrera "se vino abajo por completo".
Tras el incidente, el City lo tenía bastante claro. Antes que castigar a uno de sus pesos pesados, decidió desprenderse de Jamie. El futbolista vivió una etapa complicada en Inglaterra, ya que todos los clubes eran conscientes de su carácter temperamental y del lío extradeportivo con Barton y ninguno se interesó por él, lo que le llevó a 'exiliarse' en el fútbol danés.
Allí vagó, sin pena ni gloria, por dos equipos. Pero la falta de recursos y una adicción al alcohol que fue surgiendo a raíz de su adiós a la Premier le sumieron en una espiral fatídica de la que, a día de hoy, no ha podido salir.
Entre medias, el inglés pasó por varias clínicas de rehabilitación e incluso llegó a pisar la cárcel por imprudencias al volante. De hecho, ahogado en deudas por impagos, el futbolista trató de quitarse la vida en un par de ocasiones, siendo una de ellas un accidente provocado con su coche por las calles de Manchester en 2010.
Aunque su vida ya no es el infierno que fue, la suerte de Tandy es opuesta a todo lo que se esperaba de él. Aún sigue jugando al fútbol en un equipo amateur de Witton Albion y se gana la vida limpiando cristales. Una vida quebrada y una carrera destrozada... 'por un cigarro'.