9 títulos de 13 en 3 años. Una etapa corta, pero que permanecerá para siempre en la retina de los 'culés'. Tuvo que ser en el Calderón, uno de sus estadios favoritos -allí ganó la primera Liga, la Copa de 2016 y esta de 2017-, donde Luis Enrique pusiera el punto final a su trayectoria azulgrana.
Un final feliz a un cuento maravilloso para los aficionados azulgranas que ha durado tres años, aunque en los dos últimos el equipo ha ido a menos con el paso de los meses, fundamentalmente en Europa. Pero un ciclo lleno de títulos que, aunque inferior al de Guardiola, ha devuelto al Barcelona a la cima del fútbol mundial.
El Alavés lo intenta.
Goliath no dio opción a un David que volvió a vestirse de gala para una final 16 años después y que volvió a competir con la mayor dignidad. Los blanquiazules pudieron frenar al Barcelona durante prácticamente toda la primera mitad, pero los 5 minutos finales les acabaron mandando a la lona.
Y eso que el choque había comenzado de manera esperanzadora para los de Pellegrino. El Barcelona tenía de manera abusiva la posesión, pero no generaba apenas peligro. Los azulgranas intentaban entrar una y otra vez por el centro y ahí lo tenían imposible ante la escalonada defensa de 5 con 2 mediocentros planteada por el técnico argentino del Alavés.
Los vitorianos sabían que tendrían alguna ocasión fruto de la desesperación de los 'culés' si mantenían el resultado y así fue. Piqué se durmió, Ibai se creció y disparó y Cillessen estuvo a punto de culminar el despropósito con un fallo indigno de un portero de un equipo de la categoría del Barcelona.
El balón se paseó por la línea y con él se fueron muchas de las esperanzas del Alavés de sorprender al Barça, pues pronto Messi impondría su ley tras combinar con Neymar para hacer el 0-1.
El tanto no terminó de ser letal para un Alavés que se creció de manera inmediata con el golazo de falta de Théo. El francés la puso en la misma escuadra y Cillessen, ligeramente adelantado, no pudo hacer nada para evitar el empate.
5 minutos letales.
Los de Pellegrino venían de atrás en el marcador y se veían fuertes para pelear la Copa hasta el final, pero no contaban con los habituales cinco minutos de explosividad ofensiva del Barcelona. Primero, una gran acción de Neymar ante Llorente la convirtió Messi en pase franco a André Gomes -sustituto por lesión de Mascherano- que el portugués sirvió a Neymar para el 2-1.
Estábamos casi en el último minuto de la primera parte, pero la lesión de Mascherano había obligado a un añadido inusual y el Alavés lo acabó pagando. Messi cabalgó como sólo él sabe y, tras sortear rivales por velocidad y habilidad, le regaló el 3-1 a Paco Alcácer.
Ver para creer, dos de los jugadores más criticados por la parroquia azulgrana este curso se convertían en responsables directos del triunfo en la Copa. Y es que tanto uno como otro cuajaron un gran partido, como también lo hizo un Iniesta casi desconocido este año, que recuperó su mejor versión y mostró un tono físico bastante bueno. Y Messi, Don Leo Messi. Pero lo suyo ya no es noticia.
Quiero y no puedo.
La segunda mitad, como era de prever, no existió. Los dos tantos antes del descanso mataron al Alavés y lo dejaron sin reacción, aunque los vitorianos lo intentaron en toda la segunda parte. Para ellos, la final de Copa estaba siendo una fiesta y lo disfrutaron hasta el final. Son los otros ganadores morales de una competición en la que se fueron de vacío y que encima no les dará la oportunidad de jugar en Europa el año que viene.
También disfrutó el Barcelona, que vivió como si fuera su propia casa un nuevo partido en el Calderón, esta vez el del adiós. Un campo en el que el 'Rey de Copas' se ha mostrado infalible en la historia reciente del club y desde el que dice adiós a Luis Enrique y hola a un nuevo ciclo que aún no tiene capitán. Pero, como ya se sabe, transición con títulos siempre es menos transición.