Hablamos de dos de los grandes de Francia, ahora a la sombra de los nuevos ricos como PSG, Mónaco e incluso el Niza, tras haber firmado el pasado curso un gran papel.
El Girondins hace tiempo que cambió la corona por la espada, esa que utiliza como un aspirante más con la ilusión de, algún día, derrocar a los reyes actuales. Su palmarés le respalda. Pueden presumir de seis Ligue 1, cuatro Copas, tres Supercopas, tres Copas de la Liga, además de una Intertoto y un subcampeonato de la antigua UEFA.
Hace ocho años conquistó su última Ligue 1, pero desde la campaña 1990-91 solo ha logrado meterse cuatro veces entre los tres primeros: 1999 (campeón), 2006 (subcampeón), 2008 (subcampeón) y el citado título de 2009.
Ahora, marcha en mitad de la tabla con unos números mediocres y recibirá a un Olympique de Marsella que, pese a que vive una situación bastante más ilusionante (4º), también anhela tiempos pasados.
Los marselleses son el segundo equipo con más títulos ligueros de Francia con 11, uno menos que el Saint Etienne, además de ser el equipo con más temporadas en la élite del fútbol galo (67). En 2010 consiguieron su último título.
En las 18 últimas temporadas, desde la entrada del nuevo siglo, el Marsella ha aparecido en cinco ocasiones en el podio de la Ligue 1 francesa, un registro paupérrimo para el club con más años de historia de la Primera Francesa, seguido, casualmente, por el Girondins.
Una Champions, ganada sin perder ni un partido en 1993 y un subcampeonato, dos platas en la UEFA y dos Intertotos acompañan a los nueve títulos ligueros, 10 Copas, tres Supercopas y tres Copas de la Liga.
Jugadores de la talla de Jean-Pierre Papin (ambos equipos), Didier Drogba, Enzo Francescoli, Zinedine Zidane, Fabien Barthez o Eric Cantona (ambos) hicieron que los Girondins-Marsella fueran auténticos eventos nacionales en tierras galas.