Zidane metió a Cristiano al campo en el minuto 58 de partido, cuando el Madrid ganaba 0-1, tras el gol en propia de Piqué.
Tenía media hora por delante para demostrar que está en plena forma, pero sólo necesitó 20. En el 80' anotó el gol que daba ventaja de nuevo al Madrid, un auténtico golazo para dejar en nada el tanto de Messi que empataba la contienda, tras un dudoso penalti sobre Suárez.
Celebró su gol a lo grande, quitándose la camiseta y marcando músculo, alimentando su insaciable ego. Es comprensible, había marcado un auténtico golazo, al Barcelona, en su estadio.
Pero eso no el libró de ver la amarilla. Una amonestación que asumió, lógicamente. Faltaban 10 minutos, ¿qué podría ir mal? Malo sería que viera otra...
Pues la vio. Dos minutos más tarde, tras un nuevo contragolpe blanco, bregaba Cristiano con Umtiti en la frontal, se trastabilló y cayó. Desde el suelo reclamó penalti, y el árbitro pitó, pero lo que señaló no gustó nada a Cristiano.
Consideró el colegiado que se había tirado tratando de engañarle. Segunda amarilla y a la calle. Cristiano se indignó, e incluso llegó a encararse con el colegiado, al cual empujó. En la banda su enfado continuó, y se lo echó en cara al Camp Nou.
Dio una de cal y una de arena. Un golazo sólo superado por el de Marco Asensio minutos más tarde, y una expulsión incomprensible, impropia de un jugador de talla mundial como es él.
Cristiano Ronaldo empuja al árbitro tras ver la roja, a él no le van a echar 8 partidos no? pic.twitter.com/vUdtwRVsYh
— Iván (@iblante) 13 de agosto de 2017