Casi todos los ojos del domingo en Riazor estarán puestos en Gareth Bale. El futbolista galés no termina de arrancar esta temporada y en el conjunto blanco empiezan a considerarle prescindible.
Su rendimiento durante la pretemporada ha sido bastante flojo y cuatro meses después de su lesión de tobillo volverá a disputar un partido de Liga.
El Deportivo medirá el estado de forma de un futbolista al que el miedo a lesionarse parece haber dominado. Mantiene la velocidad y la calidad que siempre atesoró, pero su bloqueo mental le ha dejado sin esa chispa que le hacía marcar diferencias.
Y mientras tanto, Isco y Asensio le miran ya por el retrovisor. Ahora mismo, sólo el elevado caché mediático del galés le mantiene con opciones para estar en el once más caro del planeta.
En Riazor se abre un nuevo examen para Bale, que ha dejado de valer el precio de una entrada, algo que sí hacen muchos de sus compañeros. Ahora, necesita reencontrarse con su mejor versión para justificar que Isco o Asensio sigan viendo partidos desde el banquillo si no es con el fin de descansar.