Marco Asensio tiene estrella. Y tiene el don de convertirse en una especie de pequeño gran Dios en cuanto sale al campo de batalla. Un centrocampista ofensivo que se encuentra de dulce y que Zidane, como hizo Dioniso con Midas, le ha concedido el poder de ser uno de los jugadores más importantes de la plantilla del Real Madrid.
Porque Asensio ha convertido en oro practicamente todo lo que ha tocado y, por supuesto, ha ido en dirección a la portería de su rival. Final de la Champions en Cardiff, Supercopa de España en el Camp Nou, en el Santiago Bernabéu... Asensio se está acostumbrando a las grandes citas y no falla. Un poder que muchos quisiera tener.
Por si fuera poco, Asensio ha marcado en todos sus debuts con la camiseta del Real Madrid y no le ha importado el nivel del partido o lo competición. Con sus 21 años, fue en la final de la Champions League ante la Juventus de Turín cuando volvió a presentarse al mundo como ese Dios con poderes sobrehumanos. En el minuto 90, Asensio logró batir al mismísimo Gianluigi Buffon para cerrar la cuenta de la 'Duodécima'. Plata es, oro para el Madrid.
En la Supercopa ante el Manchester United volvió a intentar casi lo imposible y estuvo a punto de batir a De Gea, pero su rayo se no conectó con el marco de su compatriota. El único que ha fallado los cuatro disparos.
Fue en el Camp Nou cuando Florentino Pérez no pudo contener sus sorpresa al ver de lo que era capaz, una vez más, la magia de Asensio. Zurdazo al borde del área que se coló por la escuadra de Ter Stegen. Una de sus víctimas favoritas.
En la vuelta, Marco Asensio volvió a convertir una jugada del elemento dorado más preciado. Desde 25 metros, un misil se coló de nuevo en la red de Ter Stegen. Tres goles en sus últimos cuatro disparos a portería. Un rey Midas que convierte en oro cada balón que toca con la diferencia de que él no pedirá, como hizo Midas con Dioniso, que le quiten este poder.