Morata necesitó sólo 10 minutos para empezar a carburar. Los que tardó en enganchar dos balones. Tuvo su primer disparo nada más entrar al campo, y a la segunda llegó el gol del 1-3.
A dos del final redondeó su actuación con una asistencia para que David Luiz anotase el segundo. La remontada era posible, había que apelar a la épica, pero no llegó.
Morata se quedó con la miel en los labios, como todo el Chelsea, pero puede darse por satisfecho. Pese a la derrota, en media hora hizo más que Willian y Batshuayi juntos. De Boga poco se puede decir, pues fue el sacrificdo por Conte para meter a Christensen a cubrir el hueco dejado por Cahill.